San Cristóbal de las Casas, Chiapas, tiene mucha actividad artística. Una población itinerante llena de ideas, ritmos, sueños, sabores y aportaciones de toda índole.
Sus calles pintorescas permanecen tranquilas incluso en la noche, claro que hay más sonidos, restaurantes y bares abiertos, pero sólo en las calles principales del centro. Si uno se aleja una calle, encuentra el ambiente propio de la provincia mexicana, calles pequeñas, poco tránsito, algunos novios furtivos cobijados en la penumbra, los vendedores que regresan a casa, los amigos que se despiden después de un buen café o compartir una copa de vino; el músico que regresa a su hostal un poco cansado pero alegre y satisfecho.
El México que dejamos se nos presenta con cada vez más intensidad, las noticias, las próximas elecciones, la pobreza en las calles, la desigualdad en los sitios de confort turístico, los herederos de esta tierras desheredados vendiendo ahora alguna artesanía y apenas siendo disculpados por interrumpir la comida de todos los que venimos pensando en nuestros propios asuntos (incluso pensando en ayudarles a través de una ONG, organización, etc) Me dan ganas de pedirles disculpas a esta gente por sentarme en la tierra de sus ancestros a tomar un café que les costó tanto sudor a sus parientes y pagar con dinero que atesoran sus explotadores. Esto es algo que veremos ucho en Centro y Sudamérica, luego no se pregunte por qué se migra tanto.
Las calles de San Cristóbal te invitan a soñar y a reflexionar.
Que buen inicio!
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