Ojalá estuvieran aquí!
San Gil está rodeado de montañas llenas de vegetación, alfombradas de verde! El centro histórico de esta población de calles empinadas y situada a orillas del río Fonce, es muy bello con su fuente que cambia de altura y que me hizo recordar (y buscar la partitura) "El Chorrito" de Cri-Cri. Uno de sus mayores atractivos es el parque El Gallineral, que ocupa una isla del río; nos contaron que el musgo que cuelga de los árboles y el rumor del agua lo hacen un sitio de visita obligada.. pero por cuestiones presupuestales lo veremos en el viaje de regreso, ni modo! Mientras aprendo a nadar bien para viajar por sus rápidos, je, je!
Esta ha sido otra ciudad donde me he sentido bienvenido como músico y ahora tengo mucho más cuidado de no repetir los lugares donde toco, intercalarlos hace que los empleados y dueños de los lugares no se sientan abusados por pasar a diario en el almuerzo y la cena (ya chole! je, je) Visité la universidad y me gustó mucho, su cafetería tiene un jardín muy bonito y parece que que tiene buen nivel académico. La gente es tranquila y hasta los borrachitos son muy decentes!
Si estar en Bucaramanga fue como llegar a OmaShu y San Gil fue como estar en un bosque encantado, Bogotá ha sido como BaSingTsé (véase El Ávatar libro 2, Tierra) pues aún siendo una gran Urbe, se ocupan de tener grandes parques bien cuidados, vías amplias para los ciclistas y para la gente en sillas de ruedas (producto, en gran parte por los años de guerra interna), las calles están llenas de maestros tierra que hacen trabajos en excavaciones profundas para la construcción del Metro (que hasta ahora no existía en Bogotá por su suelo difícil) ... y la música!.. es muy percutiva, tambor que es Tierra y que llama, que vibra por el piso, la piedra, la roca y que atrae, que hace mover pies, caderas y hombros al compás de ritmos con gran influencia africana, acompañado de guitarra, cuatro, tiple, maracas y acordeón.
El folcklor colombiano -como el mexicano- es muy rico, tanto en el número, como en la variedad de sus manifestaciones, a tal punto que cada una de las distintas regiones geográficas del país, posee sus características folcklóricas propias. Cumbias, Joropos, Vallenatos y muchos otros ritmos se escuchan en las calles a gran volumen por todo el país. A bailar!
Llegamos a Bogotá temprano por la mañana y tomamos un taxi a casa de Luz Asúnsolo (hermana de nuestra amiga Claudia) que vive con su esposo Héctor y su hija Ariadna. Todos son muy buenas personas, apacibles y afectuosos, se quieren y se procuran atenciones entre ellos, un ejemplo muy bonito de vida familiar. Nos han recomendado varios lugares para visitar, nos ha acompañado a paseos por los parques (de los Novios, Bolívar, Jardín botánico y otros sitios más) así como lugares para salir a tocar música, pero sobre todo, nos recibieron con una deliciosa comida mexicana que ya extrañábamos: Tacos (sí, Tacos!) de cochinita! frijoles refritos! Suadero! Guacamole! y Salsa taquera! Mmmhhhh! Gracias, Luz, que bárbara!
Como Bogotá es una graaan ciudad, hay varias zonas con restaurantes donde poder llevar y compartir música, que en general es bien recibida, incuyendo las melodías europeas y orientales. Los barrios cerca del las Calles 93 y 85, el barrio de La Candelaria, Usaquén y acá enfrentito, en los edificios Pablo VI hay un grupo de restaurancitos, pizzerías y panaderías (otra vez mmmhhh!) a donde he podido ir a tocar sin mojarme demasiado en estos días de lluvia.
El 5 de Diciembre llega mi hermano Héctor a Bogotá, esoty muy contento y ya quiero darle un abrazo y de alguna forma abrazar así a toda mi familia, a mi México!
Saludos con nostalgia en la lluvia,
R2