
Al final nos alojamos en un hostal, sencillito pero bastante decente. Con un patio interior con la buena sombra de un arbolito, mesa y sillas para conversar, muy agradable: sencillo, pero con las plantas un lugar siempre parece mejor, no? Estabamos cerca del mercado y siempre recurrimos e él para nuestras 5 comidas del día, je, je, no sólo 3 pero abundantes, eso si! Había pocos huéspedes y el ambiente era tranquilo. Por la noche en la caminata de la cena, conocí, entre restaurantes y tiendas, un pequeño café cultural atendido por una chica suiza, amable y linda que decidió quedarse una temporada en Bolivia y conocer mejor un lugar y a sus habitantes. Eligió un buen sitio para trabajar, le dije.
Salimos rumbo a Potosí, ciudad famosa por ser, junto a la ciudad de Lhaassa en el Tibet, la más alta del mundo y por el enorme cerro que ha sido muy, pero muy explotado con la mina de plata mas grande del mundo, con los problemas que eso ocasiona: esclavitud, grandes derrumbes y accidentes, rebeliones aplastadas, etc. Antes de la independencia las vetas empezaron a agotarse y Potosí empezó a decaer vertiginosamente. Lo que salvó a Potosí de convertirse en un pueblo fantasma fue la producción de estaño. Pero a principios del siglo XX, la sobre-producción hizo que los precios internacionales cayeran, por lo que Potosí volvió a hundirse en la pobreza.
Hoy en día se ven aun máquinas trabajando en las faldas del cerro, tremendos huecos y una población que va y viene, muchos van a Argentina a buscar oportunidades, como en México y Centroamérica hay quienes van a Estados Unidos en busca de un futuro mejor. Hermanos en las penas, hermanos al fin.
Salimos con la vista del Potosí a nuestras espaldas, rumbo a Tarija, nuestra última escala en Bolivia. Decidimos ir a Tarija, pues estaba de paso antes de cruzar hacia Argentina y queríamos conocer un poco más de Bolivia, pues probablemente no regresemos de este lado en nuestra vuelta a México. Además, un chico de Couch Surfing nos dijo que podríamos quedarnos un par de días en su casa. Perfecto, así ahorramos un poco y yo tendría oportunidad de resolver algunas dudas sobre Bolivia. Pero no sabíamos lo que vendría...
Mientras esperábamos en la terminal de buses, conversamos con un par de muchachos que esperaban a sus novias que también vendrían en bus. Nuevamente la idea de que México está incendiado y que estamos a los pies de Estados Unidos, una cosa que lleva a la otra. Digo nuevamente porque en este recorrido hemos encontrado personas de todo tipo (unas más cultas e informadas, otras menos lectoras pero igualmente preocupadas por lo humano) que entre su poco o mucho conocimiento de lo que pasa en México, las noticias y los conocidos que regresan de nuestro querido país se han enterado de la guerra que se vive día a día, los muertos que han costado y la gente que huye de la pobreza y de la violencia día con día. Estos dos bolivianos no eran la excepción y nos preguntaban con curiosidad si de verdad está tan grave la situación. Nosotros les aclaramos los matices regionales que hay y tratamos de mejorar un poco la imagen de nuestro México lindo, pero conforme avanza la conversación y narramos las circunstancias del campo, los tratados internacionales, la experiencia de los ultimos 3 o 4 presidentes y la historia anterior en perspectiva, resulta imposible pensar que se viva en paz y tranquilidad.
Al cabo de un rato le llamamos a Javier y nos pide que le llamemos después de mediodía. Ok, pues a desayunar. Encontramos el mercado que recién abría, desayunamos generosamente como en toda Bolivia (este país me gusta!) y luego tomamos un cafecito, buscamos un internet, y de regreso a la plaza. Al mediodía le llamamos a Javier y éste nos dijo que la noche anterior habían llegado de sorpresa varios familiares y se hospedarían en su casa... mmmhhh.... pero que llamáramos más tarde y quizás pueda ayudarnos. Mientras pues seguir en la plaza con las mochilas. A la hora del almuerzo salgo a tocar pero casi no hay gente en la calle (y a partir de aquí y luego en toda Argentina, la hora del almuerzo y la siesta las ciudades se vacían, todos van a casa y regresan a trabajar hasta la noche) y luego nos vamos a comer nosotros, volvemos a llamarle a Javier y él no contesta. Volvemos a insistir y nada. Mientras tomamos fotos de flores, muy relajante.
Cae la noche y Javier atiende el teléfono para decirnos que hoy no nos podrá hospedar. Su mamá está saturada con tanta gente y no quiere aceptar más personas. Mmmhhhh...! Bueno, pues a buscar hostal y en nuestra búsqueda vemos que los precios son el doble de lo que habíamos pagado en Sucre y en La Paz. Mmmmhhhh...!!! Finalmente encontramos un hostal del que pocos sabían y que resultó ser bastante bueno. Por la tarde antes de salir a tocar en la cena dimos una vuelta por las dos plazas del centro de la ciudad y en una de ellas un chico se acercó y nos preguntó ""Ustedes son Arturo y Branko, no?" Órale!
No era Javier, pues habíamos visto su foto en CS, pero sí era otro Couchsurfer, Juan Carlos al que también habíamos enviado un mensaje y que nos había dico que no nos podía recibir. Pero nos reconoció en la plaza y nos invitó a desayunar al día siguiente. Que bien! Algo para no sentirnos mal y para ver que Dios aprieta, pero no ahorca, je, je! Fue un rico desayuno de huevos, cafecito con leche, mate de coca y mucho pan de dulce. Mmmhhh! Resultó además que era el cumpleaños de Juan Carlos y festejamos charlando sobre los zapatistas y los movimientos sociales en muchos lugares de América, temas de interés mutuo y una de las pasiones de Juan Carlos, no se crean que así festejamos todos los cumpleaños, eh?
Tarija nos gustó como un lugar para pasear y conocer el sur de Bolivia, pero sí nos provocó algunos gastos inesperados. A pesar de todo decidimos continuar y salir al día siguiente rumbo Argentina. PArtimos temprano y un bus nos dejó del lado boliviano de la frontera, cruzamos caminando y pudimos tomar algunas fotos del puente, con el corazón en la mano y la expectativa de estar a las puertas de nuestro destino en esta Aventura en Sudamérica.
Argentina también sabría mostrarnos sus Mmmmhhh...! y sus Mmmmhhhh!
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