lunes, 27 de junio de 2011

Córdoba, los Comechingones

Por Córdoba pasamos dos veces:
La Primera
Luego de Tucumán, de haber sido tratado tan bien, de haber recuperado la confianza y sentirnos muy "chingones" como en México decimos a los que nos sentimos muy superlativos, rayando en la soberbia. Viene al cuento esto porque en Córdoba habitaban en tiempos perhispánicos, los  hênia-kamiare o "comechingones",  sujetos de barba abundante y figura delgada y alta. Habitaban chozas semisubterráneas, construidas sobre pozos al ras del suelo, y  hablaban una lengua diferente a la de la mayoría de los pueblos originarios del norte. El Sanavirón y su respectivos dialectos era el lenguaje local, a diferencia del Quechua, tan expandido en el resto del territorio argentino y sudamericano. un grupo por demás diferente en la región. Con todo y sus diferencias, igual fueron liquidados por los conquistadores, pues ni tan chingones, dijo el otro...
En fin, en córdoba fuimos alojados por Juan Manuel, su novia Rocío, Felipe y Pablo, estudiantes de artes en la Universidad. Su casa es un mosaico de colores, de gente, de temas para conversar, un lugar de verdad interesante y cálido.  Fue tan agradable estar allí que regresamos a los 3 meses!

Córdoba es una bella ciudad, ha restaurado e iluminado muchos edificios coloniales que le dan un aire muy especial,, es un gusto visitar la Catedral, con su notable combinación de elementos del barroco y del neoclasicismo, el valor artístico de las iglesias, el colonial estilo del Cabildo, son sólo algunos de los edificios en los que puede vivirse el rico pasado que dio nacimiento a la ciudad. A ello se suman los monumentos y paseos heredados de los siglos XIX y XX, como el Teatro Rivera Indarte, el Palacio Ferreira, los museos de bellas artes, el Parque Sarmiento, la Plaza San Martín y el Paseo Sobremonte, entre los más notorios, además del Paseo de Buen Pastor, que tiene una buena combinación de lo moderno y lo colonial con su fuentes danzantes.

Salvo Tucumán, empezar a buscar lugares y a tocar música en una ciudad nueva es un poco difícil, especialmente si viene uno con un aire de artista consumado, con el éxito previo subido en la cabeza. Digamos que si de por sí yo no acepto un No por respuesta, pues esos días debí habes sido algo molesto con los dueños de los locales. Afortunadamente, Rocío me recomendó un par de lugares en la calle Belgrano, donde además se encuentra la Feria Artesanal los Domingos y con eso  pudimos salvar la situación, además ya mi ego había bajado a la tierra, je, je. Ah! Además me recomendaron ir a la Villa Carlos Paz, donde me fué muy, muy bien... hasta que unos policías me informaron cerca de las 7pm  que no se podía tocar música ni adentro ni afuera de los restaurantes, cafés, etc. Yo como había estado tocando desde las 11:00 am no me había dado cuenta... Lo bueno es que me lo dijeron a tempo, pero para irme a descansar, je, je!

Así que Córdoba la primera vez fue encantadora para la vista, aleccionadora (sobre todo eso de los comechingones) y cálida aún con la lluvias que por un par de días hicieron que renegara hasta de la decisión de haber salido de México. La calidad de la gente hizo maravillas una vez más. Muchas gracias!


La Segunda Vez
Se las cuento de una vez porque ya me retrasé mucho y así les pongo un poco más al día con hechos más frescos en la memoria.
Veníamos esta vez de San Luis, un lugar que nos llenó de sorpresas, experiencias y anécdotas. San Luis, tan chiquito que se veía! En fin, luego de San Luis y camino de vuelta hacia Bahía Blanca a ver a nuestros amigos (Juli, Nico, Sole, Hernán, Marcial y Sol) decidimos pasar a visitar a Álvaro Farias, un cordobés ReCordobés que conocimos en Quito, Ecuador, en casa de Diana y que cuando estuvimos en Santiago, Chile (entre la primera y la segunda vez que pasamos por Córdoba (espero no se enreden (sobre todo con tantos paréntesis))) nos dejó dicho que le visitáramos. Así que aquí vamos, rumbo Alta Gracia, que es una ciudad mediana a unos 30 minutos de Córdoba capital de la provincia.

En el siglo XVII la ciudad de Alta Gracia funcionó como un gran establecimiento agrícola-ganadero administrado por la orden de los jesuitas. Aún se nota esa atmósfera de las ciudades coloniales, muy de Córdoba.

En Alta Gracia tuvimos la fortuna de ser hopedados por Álvaro y su mamá, Julia que nos trataron De Lujo! Julia resultó ser una mujer excepcional, autónoma, alegre, responsble y muy buena madre; le gusta viajar, conocer a la gente del lugar que visita y está informada sobre su entorno y sobre el mundo. Álvaro ha sido desde que lo conocimos en Ecuador una persona alegre, sociable, nos cayó bien desde el primer acorde de guitarra, je, je!  Tal como alguien que ha viajado mucho sabe bien qué bueno es que le consientan a uno cuando anda en la ruta, comer algo de carne, un poco de helado, pescado, dormir en una cama suave, etc. Además hallamos siempre un punto de vista en cada  uno, Álvaro el suyo, Julia otro que a veces coincidían y alguna anécdota (sobre todo esas sobre la infancia de aquél, pero también sobre Cuba, donde Alta Gracia es casi Tierra Santa), Practicar algo de percusión, tocar en la cena con las amigas, jugar con el perro. Así que visitarles fue muy, muy bueno.  Qué buena vida! Eternamente agradecidos!






También en Alta Gracia fuimos al museo de Che Gevara. La familia Guevara Lynch de la Serna llegó alllí pues "Ernestito" padecía de asma y los médicos  recomendaron la búsqueda de mejores condiciones climáticas para que el niño se estabilizara. A Córdoba llegaron, atraídos por los buenos vientos y la cercanía con la sierra. Pensaban quedarse 3 meses y se quedaron 11 años! Muy enfocado en su infancia, presentan un video corto con testimonio de su nana y maestras, compañeros de escuela, y luego la Poderosa, la moto de su primer viaje fuera de Argentina, y mapas con las rutas de sus viajes, viajes en los que el corazón se le fue llenado de sensaciones, la mente de ideas nuevas, de palabras la boca y de barba el rostro. fue muy emocionante estar allí y ver los nombres de los lugares que hemos recorrido nosotros también, que ya eramos revoltosos, suvbersivos y pachangueros desde antes de salir, entonces quizás terminemos el viaje siendo médicos, ja, ja!

Luego de Alta Gracia pasamos dos días de vuelta en casa de Juan Manuel, Rocío, Felipe y Pablo. No nos íbamos a ir sin despedirnos. Estuvimos charlando un buen rato (Branko y Felipe sobre todo, versando acerca del mundo, la fuerza creadora y creativa, las actualidades globales y otros temas en los que yo hacía mis acostumbradas "notas al margen". Paseamos por lugares donde nos habíamos estado, conocí y exploré una zona que llaman Alta Córdoba y sólo un restaurante me salvó (al contratarme para una fiesta) de la total desilusión.

Regresar en invierno resultaba un poco complicado, pues en verano la mayoría de la gente está en la calle y los restaurantes tienen muchas mesas afuera, así que incluso Conviene tocar en la vereda. Pero en invierno cuando todos están dentro con la calefacción, no es tan sencillo. Afortunadamente venía con una actitud más Asertiva (luego del episodio de los Comechingones anterior) y eso ayudó, como siempre a abrir puertas.
Si me dejaran tocar en todos los lugares en que pregunto, viajaríamos en avión! Pero si aceptara todos los No que me dan por respuesta primera, no habríamos salidos de México!
Al final ahorramos algo y ahora incluso estoy pensando en comprarme un MP4 sencillito donde grabarme a mis mismo en la percusión y hacerme una especie de pista para tocar más completo, más profesional, mejor presentado, en fin, ya saben. Si quieren ayudar, ahí está la cuenta de Branko, que es un gran administrador.
Muchas gracias y saludos
R2D2









1 comentario:

  1. Los tuyos, en vez de ser "Diarios de motocicleta", serian los "Diarios de flauta", no crees?

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